Présimas (Crímenes Inventados 18)

Vis a vis es una serie española de televisión sobre cárceles de mujeres que atesoró un gran éxito nacional e internacional. Sus ingredientes son el drama, el suspense y el crimen y, sus protagonistas, una sucesión de presas pésimas (si me permites el neologismo: présimas) que son capaces de todo y casi nada es bueno.

A modo de resumen, podemos considerarla una ficción potentísima, pero, al mismo tiempo, una realidad imposible. Se emitió durante 4 temporadas: 2015, 16, 18 y 19, alcanzando un total de 40 episodios. y culminó con una quinta temporada planteada a modo de spin off, titulada Vis a vis: el oasis. Transcurría fuera de la cárcel (con algunas de las protas convertidas en una banda de atracadoras) y, en mi opinión, dejó mucho que desear. Pero bueno, mientras transcurrió en la cárcel el conjunto tuvo mucho impacto.

Sobre la serie Vis a vis

El argumento se inicia con la frágil e inocente Macarena Ferreiro enchironada por malversación tras haber sido engañada por su jefe/amante. La prisión a la que va es Cruz del Sur, donde las presas están buscando un botín de 9 millones robados. Maca tendrá que superar una durísima adaptación a la realidad.

El elenco de presas incluye a Zulema Zahir, la cabecilla psicópata, y diferentes perfiles tipo yonki, vendedrogas, proxeneta, abusadora, gitana lesbiana, mula, esclavizada, mami… Todas, sin excepción, van a peor: se vuelven présimas.

La artífice de este producto es Globomedia y su productor/escritor Iván Escobar. El casting incluye a un buen número de actrices poco conocidas, pero estupendas: Maggie Civantos (Macarena Ferreiro), Najwa Nimri (Zulema Zahir), Alba Flores (Saray Vargas de Jesús), Berta Vázquez (Kabila, Rizos), Inma Cuevas (Anabel), Itziar Castro (Goya)…

Su estreno tuvo lugar en Atresmedia, pero se canceló tras la segunda temporada. El proyecto permaneció en barbecho hasta que resucitó en Fox, en 2018 y 2019. Se grabaron episodios más cortos, de 50 minutos, con una estructura ‘de atracón’ y un total de 8 en vez de 12. Los guiones, esos sí, fueron cada vez menos verosímiles. El spin off resultó, llevando al extremo esta evolución, totalmente infumable.

Su emisión en Fox tuvo que lidiar con dos problemones. El primero que Maca (Maggie Civantos) estaba trabajando en Las chicas del Cable, por lo que solo pudo salir al principio de la tercera temporada y en el final de la cuarta. El segundo hándicap es que los decorados de la cárcel Cruz del Sur se habían reconvertido para La casa de papel. Así que las reclusas habían sido trasladadas a otra prisión, llamada Cruz del Norte.

Mi experiencia en cárceles aragonesas

Hace algunos años, estuve impartiendo talleres de oratoria y clubes de lectura en los principales centros penitenciarios de Aragón. Pude vivir el ambiente carcelario desde dentro —como visitante, por supuesto— y diferenciar claramente las características de cada cárcel.

Zuera

Es una macrocárcel moderna y bastante aséptica. En su interior tienes poca sensación de prisión: hay un módulo de comunicaciones que incluye biblioteca, salas de visitas, salón de actos, espacio para misas… Además, los presos más peligrosos comparten un módulo especial bastante alejando del núcleo donde estuve.

Cuenta con grandes servicios y extraordinarias medidas de seguridad: zonas deportivas, patio amplio, torre de control con acceso subterráneo… El visitante con mi perfil apenas es consciente de dónde está una vez que ha entrado en el módulo especial de comunicaciones.

Daroca

Esta cárcel situada en la provincia de Zaragoza es, sin lugar a dudas, la más familiar. Los psicólogos, los asistentes y el personal en su conjunto mantienen una buena relación general con presos. Impulsa atractivos proyectos en los que participan algunos presos, por ejemplo la revista La Oca Loca o certámenes de cine.

Teruel

Lo tengo clarísimo: es la más imponente. Su carácter vetusto y envejecido le confiere una esencia de antaño que transmite cierta desprotección, Quizás es así por todo lo contrario, porque tuve que atravesar innumerables controles para poder dar la clase.

La máxima: la primera puerta tiene que estar cerrada antes de abrir la siguiente se aplica siempre. Como el aula de formación se situaba al fondo del inmueble, entre las celdas de los presos, tuve la sensación de estar protagonizando la película Celda 211. Si hubiera habido un motín, me hubiese convertido en una presa fácil. Y, todo sea dicho, algunos de los presos con los que coincidí resultaban pavorosos.

Recuerdo como un gran aprendizaje las clases de oratoria y los clubes de lectura que impartí en aquellos centros. Asistieron tipos peligrosos que protagonizaron intervenciones fascinantes: recuerdo al narco colombiano capaz de vender a su madre por dinero, a los neonazis tatuados, al maltratador ‘ofendido’, a los camellos, a los estafadores. En sus autorretratos todos compartían idéntica tendencia: culpaban a los demás o al destino de sus circunstancias.

Las licencias de Vis a vis

He advertido antes que esta trama resulta imposible en España. Su enfoque consiste en imbricar la historia en cárceles similares a las de Estados Unidos, pero en nuestro país. Para hacerlo posible, se adoptó una solución creativa: es una cárcel privada, luego puede ser ‘distinta’. Así, aunque en la realidad no las hay en España, se aportaba el punto de verosimilitud necesario dentro de ese universo de ficción.

Además, existen otras incoherencias e inexactitudes, respecto a la realidad, que me interesa destacar sobre esta serie:

1. Delito económico. Maca, la prota, es encarcelada por malversación. Le piden 7 años. Ahora bien, difícilmente entraría en la cárcel hasta estar condenada. Por ejemplo, Iñaki Urdangarín —el yerno del actual rey emérito—, al que pedían 19 años, permaneció libre hasta que recibió su sentencia en firme.

2. Preventivos. Maca entra a la espera de juicio, de hecho en la serie busca a un abogado y desconoce cuánta condena le queda por delante. En España, nunca se junta a estos reclusos con presos que tienen hechos de sangre, menos en las mismas celdas ni por delito económico. Todo el guion se hundiría. Frecuentemente, tras pasar la primera noche en el departamento de ingresos (en una celda bajo observación, a menudo individual), según el comportamiento se decide la ubicación.

3. Módulo de respeto. Muchas cárceles, como Zuera, cuentan con este espacio especial que proporciona ciertos ‘privilegios’ a presos con un único delito ‘no tan grave’. Estos reclusos firman un compromiso de buena conducta y, si no cumplen, pierden la posibilidad de estar allí. El ambiente es bueno, bastante llevadero y libre de peligros extremos, como los que se dan en la serie.

4. Sin uniformes. Los encarcelados llevan su propia ropa y poseen una cantidad limitada de prendas que ellos mismos eligen. En realidad, el estilismo tiene muy poco glamur: chándales, sudaderas, tejanos, camisetas…

5. Aislamiento. Es un castigo habitual en la disciplina interna de las cárceles de esta serie. Consiste en una prisión incomunicada que, en este caso, se aplica sin orden judicial. A veces, en la realidad, se da un aislamiento en la propia celda, pero jamás en plan Guantánamo, como sucede a menudo en VaV.

6. Celdas abiertas de noche. Solo ocurre en el módulo de respeto, y ni siquiera de noche. En Vis a vis hay más tránsito que en una zona de marcha un sábado por la noche.

7. Duchas comunes. Parece UPA Dance, todas allí en pelota picada ‘enjabonándose’ la espalda. En las cárceles reales, la privacidad es mucho mayor.

8. Relación con funcionarios. Los auténticos son profesionales y fiables. Estos, son funcionarios de risiones (no de prisiones): o tontos o peores que las presas. Jamás se les tutea en realidad, hay que dirigirse a ellos como “señor funcionario” o “don (nombre propio)”. Jamás se desvela su apellido,
por motivos de seguridad, ni comparten datos personales. Además, se corta de raíz cualquier falta de respeto y exceso de confianza, mucho más las agresiones. En Vis a Vis son colegas o maxienemigos, hasta se lo montan con las presas. Por otra parte, ningún funcionario decide la celda asignada a su rollo; son otros técnicos quienes gestionan estas decisiones. En ningún caso hay alcohol disponible en su trabajo, pero los de la tele beben cerveza mientras ven el fútbol en una zona de descanso. Por último, nunca llevan los móviles en áreas donde hay internos: solo en oficinas, nunca por dentro. En VaV, los usan sin cuidado y son robados a menudo.

9. Objetos prohibidos. Durante el recibimiento, las presas de la serie son despelotadas y reciben un tacto rectal y vaginal para encontrar cualquier cosa. Normalmente, con ponerse en cuclillas es suficiente; pero, claro, en la ficción resulta menos espectacular. Sin embargo, pura incoherencia, las presas tienen después de todo: drogas, armas, móviles, pastillas del día después…

10. Sanitarios y especialistas. Hasta el último episodio, no se menciona ni sale ningún asistente social en VaV. En la vida real, la terapia la hace un psicólogo, no el médico. También resulta inconcebible que el médico salido actúe en connivencia y pese a las sospechas de otros.

Bonus: 4 incoherencias mayúsculas

1. Lleno de videocámaras. Luego solo captan lo que interesa en el guion. Lo que no, inaccesible misteriosamente (ni siquiera se mira).

2. Todos van al mismo bar. Las presas cuando salen, los funcionarios, directivos, familiares, polis… se encuentran en idéntico local. Ahorran decorados y pierden crédito.

3. Cárcel de máxima seguridad. Cada dos por tres, alguien se fuga. Una vez, es posible; dos, cuestionable; tres, algo va mal.

4. Rollo bollo. Casi todas son lesbis o se convierten, voluntariamente o no. Esta cárcel ficticia tiene un halo sexualizado sin visos de realidad.

Reflexiones finales sobre esta serie de presas

Algo ha de tener para haberse convertido en una serie con gran éxito internacional. De hecho, la marea amarilla se extendió a más de 70 países y fue la primera ficción española que se emitió en abierto en Gran Bretaña. También sucedió en Japón. Por cierto, me encantaría ver a Saray Vargas (Alba Flores) doblada al nipón. Tras este éxito mundial, llegaron otros para Globomedia, que se convirtió en la principal exportadora de ficción televisiva española. La casa de papel, por ejemplo, también pertenece a su factoría.

¿Mi conclusión? Recomiendo verla, salvo el spin off final: pasa de él, es una pérdida de tiempo. En cuanto a las primeras cuatro temporadas y pese a las muchísimas licencias que se permiten, es un producto audiovisual que engancha y gusta. Su factura visual es impecable, mantiene la tensión muy arriba, presenta un ritmo trepidante y crea un universo propio. La dirección artística es magnífica y el acting brillante. En definitiva, atrapa. Yo vi los cuarenta episodios en poco más de mes y medio. Pero, por favor, no creas que es verdad lo que nos cuenta.

Si te ha gustado este artículo y quieres seguir descubriendo mi serie Crímenes Inventados, ¿qué te parecen estas opciones?:

Acerca de michelsunenmontorio

Escritor, publicista y profesor de oratoria.
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