Cómo describir cosas, paisajes y animales (Sugéneros oratorios: la descripción)

Te voy a explicar cuáles son las claves de la descripción, un subgénero oratorio clásico que sigue siendo necesario dominar en nuestros días. Al hablar en público, conversar o, simplemente, estructurar el pensamiento, la capacidad de describir facilita las cosas y permite ganar claridad, rigor y huella emocional.

En puridad, consiste en realizar una pintura animada con palabras para representar y mostrar partes, cualidades y circunstancias. Se aplica a las cosas, los escenarios, los paisajes, los animales, las plantas, los objetos y los fenómenos naturales o artificiales; pero no a las personas porque en tal caso sería un retrato, subgénero del que te hablaré en otro momento.

Formalmente, se caracteriza por una mayor presencia de adjetivos, símiles, metáforas y analogías de lo que suele ser habitual. Es muy importante conseguir crear imágenes verbales; es decir, generar visualizaciones en la mente del público, en vez de solo palabras. ¿Un ejemplo revelador? Piensa en dos palabras que tienen el mismo significado:

  • Cuando escuchas progenitora, piensas en la pariente en línea recta ascendente de una persona.
  • Cuando alguien dice mamá, imaginas de manera visual a la tuya, a tu concepto individual e intransferible de esa palabra. O sea, interpretas el mensaje en clave personal y lo ves nítidamente.

Resulta innegable que, de los dos sinónimos, el segundo es mucho más comunicador, motivador y envolvente. Necesitas este tipo de palabras al hacer tus descripciones.

Cómo debe ser tu descripción

Siempre, en todo caso, debe se multisensorial. No te centres exclusivamente en el plano visual, también tienes que plasmar las sensaciones táctiles, olfativas, auditivas, musculares, cinestésicas y de sabor que genera. En concreto, las que son significativas y diferenciales.

También es importante describir desde el recuerdo, a partir de vivencias personales que te permiten individualizar el objeto de la comunicación. Hacerlo de este modo te permite aportar muchos más matices y reflejar ese carácter diferencial que hace únicos a los mensajes. No es igual de motivador describir una carpeta estándar expuesta en el lineal de un bazar chino que esa carpeta concreta que llevaste al instituto, forrada con fotos escogidas por ti, llena de anotaciones, recuerdos y experiencias.

Y aquí aparece una de las paradojas sugerentes de este subgénero: siempre es doble. Además del elemento seleccionado, el orador o narrador se autodescribe a sí mismo. Y lo hace a través de los sentimientos y las sensaciones que comparte. En función de dos aspectos:

  • Mirada. Es su personal manera de observar, percibir y analizar el objeto. Al hacerlo selecciona y destaca ciertos aspectos, rasgos, atributos y características concretas, y no otras. Lo hace en función de su sensibilidad, su estilo, su finalidad y su experiencia.
  • Voz. Es cómo cuenta, explica, dibuja y presenta la información que define. También refleja su mundo interior y sus particulares características personales. Depende, en gran medida, de su personalidad, su formación, su bagaje verbal y su empatía.

En cualquier caso, puedes apoyarte en dos tipos de observación (recuerda que hablamos en términos multisensoriales y no solo visuales):

  • Directa. Se apoya en lo percibido y lo vivido. Lo experimentado en primera persona.
  • Indirecta. Alude a lo imaginado. Tienes que evitar, siempre, la vulgaridad y el exceso de fantasía.

Principales rasgos de las descripciones

Toma nota, estos son los principales atributos que comparten las mejores descripciones:

  • Viveza. Consiguen animar lo inanimado.
  • Selectividad. Reflejan lo esencial, lo distintivo y lo plástico. Así, no procede decir de un perro que posee hocico, porque todos lo tienen; sin embargo, sí sería diferencial contar que destaca en su carita el hocico rosado que lo hace único.
  • Sensibilidad. Su objetivo es impresionar, resultar sensacionales y llegar a la afectividad.
  • Claridad. Por definición, no pueden ser completas, pero han de ser reconocibles. Su finalidad es perfilar, por lo que han de ofrecer unas cuentas pinceladas maestras que den la idea del todo.
  • Autenticidad. Son únicas y, por ello, han de incorporar un marchamo subjetivo. Solo tú podrías haberlas hecho de ese modo, nadie más. Se alimentan, así, de recuerdos, emociones, vivencias, utilidades, sentimientos… ¡No olvides que, lo quieras o no, te estás describiendo también a ti!

Describir con estilo

Cuando me refiero al estilo, no estoy pensando en la personal orientación con la que todos nos desenvolvemos, también en las artes oratorias. En lugar del modo, la manera y la forma individuales de comportamiento, aludo a los matices compartidos por la generalidad de las buenas descripciones. Es decir, aquellos factores distintivos a los que nunca debes renunciar al describir si quieres hacerlo con éxito:

  • Rapidez.
  • Viveza.
  • Plasticidad.
  • Carácter certero.
  • Cercanía envolvente.

Particularidades de la acción oratoria al describir

La acción oratoria es el momento en el que estamos ante el público y ponemos en común nuestro mensaje; en esta ocasión, una descripción. El sistema de exposición que tienes que aplicar es la recreación, consistente en emitir un mensaje único, creado específicamente para esa ocasión, a partir de una exigente preparación que te ha convertido en gran experto en la materia y con un guion perfectamente elaborado sobre el contenido.

Pues bien, las descripciones incorporan una dificultad añadida: la tendencia a memorizar o querer leer la información elaborada. La clara dependencia de las palabras (adjetivación) de estos contenidos llevan al orador a actuar incorrectamente y a depender en exceso de un texto previo. Así, se pierde naturalidad y el mensaje resulta menos directo, motivador y envolvente.

La clave está en visualizar mentalmente, en todo momento, el elemento en cuestión mientras lo estás describiendo. Tienes que sentirlo, para poder compartirlo desde el corazón y hacia el corazón de tu audiencia.

La alternativa a la descripción, no lo olvides, es mostrar ese elemento. Pero recuerda que, al hacerlo, consigues mayor precisión y rigor, pero también pierdes oportunidades. En especial, la de plasmar tus percepciones personales y contagiar el eco que produce en tu persona ese tema. Si optas por proyectar una panorámica de la playa que quieres poner en común, cada destinatario se forjará una idea personalizada de la imagen a partir de sus aspectos concretos visuales; si eres tú quien la dibujas con palabras, los guiarás de manera común hacia esas multisensaciones que quieres destacar porque las has vivido.

No obstante, hay objetivos que solo se pueden alcanzar con una presentación física del objeto descrito. ¿Quieres hacer entender a personas extranjeras que nunca lo han probado cómo sabe el jamón ibérico? Una degustación siempre será mejor que tus palabras. Luego, decidir cuándo describir y cuándo mostrar es una cuestión importante, y no solo de estilo.

Con todo, ten en cuenta que vivimos en una sociedad de la inmediatez. Todo se consigue al instante. ¿Necesitas una información concreta de cualquier tipo? Entras en don Google y la localizas con precisión en cero coma. ¿Quieres darle un recado a alguien que está lejos? Le mandas un WhatsApp y al momento, por el color de sus tics, sabes que lo ha recibido.

Por ello, actualmente preferimos más las narraciones que las descripciones. No significa que no debamos incluirlas, pero su exceso aburre. Tienes que saber dosificarlas, administrarlas con criterio pensando en tu auditorio y no abusar de ellas. Pocas y breves, pero buenas. Esa es la clave. La figura del novelista del siglo XIX que escribía folletines por entregas y cobraba por el número de palabras ha pasado a la historia. Como orador, tienes que ser su antítesis.

En definitiva, dominar la descripción te va a venir muy bien para hacer buenos discursos persuasivos y mover a la acción a tu público. Este subgénero favorece la identificación y la llegada emocional, por lo que activa el interés y te permite enganchar afectivamente a tus oyentes. Es una herramienta muy valiosa para hacer discursos completos y su práctica te permite desarrollar nuevas destrezas oratorias. ¿Quieres prepararte y formarte en otras habilidades de la comunicación oral? Cuenta conmigo como entrenador personal de oratoria, escribe a michelsunen@zummum.com. Si quieres avanzar más en este ámbito, mira este vídeo de Abrapalabra sobre la descripción.

Acerca de michelsunenmontorio

Escritor, publicista y profesor de oratoria.
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