Al menos, queremos / Identificación

Real Zaragoza – Elche

Tras la inmerecida derrota en el campo del Levante, las buenas sensaciones han de dar paso a las victorias para alejarnos cuanto antes del peligro. De momento, estamos confiados y tranquilos, pero los tres puntos son innegociables.

Al menos, queremos / Aragón Deportivo

El fútbol tiene estas cosas. Su grandeza radica, en buena parte, en su alocada e imprevisible capacidad para ser recurrentemente injusto en el reparto de los goles, los marcadores y los puntos en juego. Ante el Levante nos tocó palmar, a pesar de que jugamos el mejor partido de la era Fernández y uno de los más apañados de la temporada. Con nuestras carencias, nuestras desconexiones y nuestras bajas formas todavía lastrándonos, el Real Zaragoza empieza a ser un equipo reconocible con el que nos identificamos.

Antes, con Escribá y Velázquez en el banco, nuestro plan de juego era que no pasara nada. Contemporizar, no arriesgar, no fallar, no cometer errores, no ir a por ellos, dejar transcurrir el tiempo hasta que una desatención ajena o una jugada aislada nos pudiera dar una victoria pírrica o, en su defecto, un empate a nada con el que seguir tirando. Pero, claro, cuando juegas con fuego tienes muchas posibilidades de quemarte. Así, los fallos terminábamos cometiéndolos nosotros, perdíamos el partido y nos quedábamos con cara de tontos, ánimos frustrados y esa sensación crónica de incapacidad tan insufrible.

Ningún aficionado maño nos identificábamos o experimentábamos adhesión, ni siquiera simpatía, por semejantes pantomimas de partido. Tengo la sospecha ―cada vez más, la certeza― de que además ese modus operandi hacía mucho peores a nuestros futbolistas. Que si bien no parecen capacitados para ganar cinco partidos consecutivos durante varias fases de la temporada, tal y como hicieron por azar en el arranque, tampoco para sestear por la zona baja, dejarse llevar y acumular minutos de juego como fantasmas errantes condenados a sí mismos.

Y LLEGÓ VÍCTOR FERNÁNDEZ 

La tabla de salvación, el clavo ardiendo al que nos agarramos con el equipo y la plantilla descompuestos, volvió a ser el entrenador de la Recopa. De nuevo. Su presencia no ha resultado milagrosa, menos aún en términos de puntaje. Pero su estilo, su personalidad y su criterio están imprimiendo a los nuestros una impronta diferente.

Así, en el Ciutat de Valencia jugamos un buen partido de fútbol. Pese al arranque indeciso, penalizado con un gol a balón parado ―cacicada arbitral incluida― que nos puso el encuentro cuesta arriba, reaccionamos bien y asumimos algo tan simple como querer ganar. No no-perder, empatar o dejar pasar el tiempo, sino tratar de construir nuestro destino jugando hacia adelante. Dominamos al rival, fuimos superiores en muchas partes del partido, creamos ocasiones. Tanto es así que quien mereció imponerse vestía de blanco y azul.

Marcamos un golazo de bandera y pudimos anotar algún otro. Desactivamos al rival, que jugaba en casa y estaba mejor clasificado, e impusimos nuestro estilo. Empatamos y, lo mejor, no reculamos. Al contrario, fuimos a por más. Con nuestras carencias, insisto. Pero con aire fresco. Con determinación y carácter.

Como el Real Zaragoza siempre ha llevado en su ADN.

SIN PREMIO NI PEDREA 

Desgraciadamente, un acierto rival en el 86 nos hizo besar la lona. Quizás hubo algún jugador indolente o excesivamente confiado en ese lance, pues debió encimar al central para que no chutara desde Júpiter. Pero no lo hicimos y su trallazo se alojó en las redes. El fútbol no fue justo ante el Levante. Perdimos. Conjunto vacío; pero, esta vez, también vaciado.

Cuando nuestro Real Zaragoza pierde así, la sangre nos bulle y la mala leche nos invade. Pero cuando se nos pasa, en vez de desesperación, apatía, pesadumbre y hundimiento, se activa la esperanza. No esa ilusa que nos permite sobrevivir en las mayores miserias deportivas, sacando cuentas hasta la promoción si ganamos tres partidos y logramos meternos de rondón en la parte alta. Esta es una esperanza sustentada por la realidad, más sincera y confiable.

Jugando así, saliendo a ganar, a llevar el peso y a crear ocasiones de peligro en las porterías rivales, conseguiremos puntos. Empates. Y victorias. Los de abajo van sumando, pero también colapsarán y la ventaja actual nos servirá de colchón. Es lo que creo.

La pena es haber tardado tanto en darnos cuenta de lo que este equipo precisaba. Querer. Buscar. Llevar el peso y confiar al hacerlo. Al menos, ahora, queremos. La pena es que a estas alturas del curso ya solo podemos aspirar a no autodestruirnos. A salvarnos otro año antes de centrarnos en la campaña que viene. A ver si es, al fin, la buena. A ver si queremos… y de una vez podemos.

Identificable / Don Gols

Fue un tremendo palo caer en el estadio del Levante en la anterior jornada. El Real Zaragoza realizó un gran trabajo, controló el juego y mereció mucho más en un partido que afrontó de tú a tú en el campo de uno de los grandes rivales de la categoría. El zapatazo postrero del central Dela supuso el regreso de vacío desde la capital valenciana y un nuevo jarro de agua fría para el zaragocismo.

Sin embargo, esta derrota es, en mi opinión, muy diferente a las anteriores. Porque, con independencia de la mayor o menor calidad y el estado de forma actuales de la plantilla, este Real Zaragoza sí es el mío. El nuestro. El de todos los zaragocistas. Un equipo que propone, que sale a ganar, que no se encoge ni se hace chiquitito ante las circunstancias, que no le teme a nadie en esta categoría y actúa en consecuencia.

Es un equipo que da la cara, intenta jugar al fútbol y mira hacia la portería contraria. Se defiende cuando procede, pero en especial trata de atacar, porque en este deporte gana el que marca un tanto más que su rival. Cierto es que esta vez fueron los levantinos quienes lo lograron, pero jugando así sumaremos los puntos necesarios y conseguiremos victorias importantes.

Vale, los de abajo están espabilando y la sensación de vértigo aumentará si no acumulamos victorias cuanto antes. Pero este Real Zaragoza es mucho más identificable y tranquilizador que el del resto del año. La mano de Fernández se está notando y todo seguirá yendo a mejor, no tengo duda. A ver si hoy, ante el Elche, sumamos otra vez de tres en casa y alejamos más fantasmas.

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Acerca de michelsunenmontorio

Escritor, publicista y profesor de oratoria.
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