Mejoría insuficiente / Imparables

Real Zaragoza / SD Eíbar

Tras un muy buen partido, perdimos dos puntos vitales en Gijón por culpa de errores individuales. Este sábado, la victoria resulta innegociable.

Mejoría insuficiente / Aragón Deportivo

El buen partido disputado en el Molinón no dio sus frutos merecidos en forma de victoria por un par de errores individuales que nos salieron muy caros. La pérdida de Toni Moya en el primer gol local y, sobre todo, el borrón inadmisible de Gaëtan Poussin cuando el encuentro ya moría con triunfo blanquillo nos impidieron dar el necesario golpe en la mesa, recuperar provisionalmente el liderato y reforzar nuestra mermada confianza tras las dos derrotas consecutivas en La Romareda ante rivales menores.

En la parte positiva de la balanza, la mejora futbolística mostrada. Ante el Alcorcón tuvimos ocasiones y merecimos ganar, aunque también cometimos fallos impropios que nos costaron los puntos. Nuestro guardameta suplente francés participó, para mal, en ambos. Su expediente, por tanto, no puede ser más lamentable en estos dos partidos: tres errores, tres goles encajados y cuatro o cinco puntos menos. Todo indica que Cristian Álvarez va a estar de vuelta; si no es así, Rebollo debería recibir la titularidad por delante del galo, incapaz de responder de momento a las exigencias de esta categoría.

Si bien un entrenador no debe cargar las culpas sobre sus jugadores, nuestro equipo no se ha rehecho en estas dos jornadas consecutivas por los deméritos propios. El planteamiento ante el Gijón fue, esta vez sí, impecable. El cuestionado míster acertó al disponer sus piezas y, salvo algunos arrebatos locales puntuales, desactivamos a un peligrosísimo Sporting que contaba sus partidos en casa por victorias. La merecimos, desde luego. Fuimos superiores. Pero alentamos la resurrección de los blanquirrojos y nos costó dos puntazos y un desencanto mayúsculo que podría dañar nuestra moral.

IMPELIDOS POR LA NECESIDAD

Los cinco puntos obtenidos de los últimos dieciochos es un botín insignificante para un equipo que aspira a estar arriba. No solo no hemos sumado cuanto debíamos, además hemos pinchado cuando el calendario parecía más plácido. La única victoria en este tramo, en Andorra, incluyó una segunda parte lamentable antes diez hombres rivales, con un juego mezquino, amarrategui e inapropiado que a punto estuvo de costarnos el empate. Antes y después, contra el Racing de Santander, el Ferrol y el Mirandés jugamos a nada, rotando futbolistas de manera indescifrable, caótica, y con un fútbol malo, ralo e improductivo.

Los dos últimos encuentros han reactivado a un Zaragoza más aseado, mejor posicionado y mucho más ambicioso. Sin embargo, haber logrado un punto de seis por culpa de errores groseros de los futbolistas nos aleja de nuestro objetivo.

Para estar arriba, hay que sumar de tres. No solo eso, un equipo como el nuestro —que aspira a aprovechar su solvencia defensiva— no puede cometer fallos así. Porque dinamitan los marcadores, la clasificación y la moral de los futbolistas y de los aficionados.

Escribá, por su parte, no puede estar tranquilo. El despido de los entrenadores siempre depende de los resultados, y las sensaciones tampoco le estaban ayudando. Al menos, durante el buen partido contra el Molinón vimos a un Zaragoza competitivo, ambicioso, con personalidad y con empaque. ¿Hasta qué punto abandonar el 4-4-2 y poner a los mejores en su sitio contribuyó a lograrlo?

SIN CABEZONADAS, PERO CON CARÁCTER

Maikel Mesa realizó un soberbio partido contra los asturianos. Y lo hizo jugando en una posición centrada, con protagonismo continuado y cierta libertad de maniobra. También la presencia de Marc Aguado, ausente en la alineación inicial de los tres partidos concluidos con derrota, aporta equilibrio, estabilidad y solvencia a nuestra sala de máquinas. Jaume Grau hizo un buen partido, igual que ambos centrales, con Lluís López mucho más sereno y eficaz que Mouriño. Francés, de vuelta tras su convocatoria internacional sub 21, aportará un plus de fiabilidad a nuestra zaga, donde los laterales también cumplieron bien. En ataque, la combatividad de Iván Azón desquicia a los rivales y los obliga a retrasarse o a partirse sobre el césped. Asimismo, Germán Valera y, en menor medida, Vallejo aportaron intensidad competitiva.

Por desgracia, llegaron los errores y el esfuerzo de tantos minutos solo obtuvo un punto como recompensa, junto a una enorme decepción. Hoy nos visita el Eíbar: es otro rival de los de arriba, lo cual (casi) me tranquiliza. Temo mucho más a los enemigos pequeños, lo que nos juegan a que no suceda nada, a defender sin proponer, a dejar pasar el tiempo y hacer largo el partido a ver si hay suerte y terminamos autodestruyéndonos. El match no va a ser fácil, para nada. Y solo sirve la victoria. Pese a las bajas, las inseguridades y las dificultades, necesitamos ganar para seguir arriba. Si todos jugamos en nuestro sitio, erradicamos los errores y alimentamos la animosa voracidad de La Romareda con un arranque poderoso, estaremos más cerca de lograrlo. Sobre todo, si JesuCristian vuelve a defender la Puerta del Carmen.

Imparables/ Don Gols

Estamos acostumbrados a las paradas milagrosas de JesuCristian y reconozco que es difícil vivir a la sombra de este extraterrestre con guantes. Nadie le pide al suplente superar sus excelencias, pero tampoco puede ser que cada aparición de un sustituto nos cueste puntos por sus fallos. Ratón no paraba nada. Poussin sí lo hace. De hecho, hasta la desgraciada jugada del tiempo de descuento en Gijón había cuajado una notable actuación.

Pero después protagonizó una acción impropia de un profesional con la que regaló dos puntos trabajadísimos y merecidos. De acuerdo, también Toni Moya cometió un fallo grosero en el primer tanto local. Pero lo del francés es inadmisible. Todos cometemos errores, es cierto. Sin embargo, algunos nos desautorizan durante mucho tiempo. Imagina un médico buenísimo, preparadísimo y muy capaz, que a menudo pierde la concentración y mata a sus pacientes. ¿Verdad que no sería un doctor recomendable? ¿Confiarías en él?

El puesto de portero, en el fútbol, requiere y genera confianza. Las defensas que están seguras de su idoneidad rinden mucho más. Duele lo ocurrido, los puntos regalados y el hazmerreír sufrido por nuestro Zaragoza. Gaëtan es uno de los nuestros, sería bueno recuperarlo. Pero, sinceramente, para mí, ahora, es el tercer portero: Rebollo me inspira más tranquilidad que el galo. Al menos, no regala goles: Poussin ha cometido tres errores graves en dos partidos consecutivos que nos han pasado una factura tremenda.

Los equipos imparables lo son en todas las líneas; sobre todo, bajo palos. Posiblemente, Cristian volverá a la portería y respiraremos más tranquilos. Pero necesitamos ganar. Y, para ello, hay que alcanzar el error cero. En una liga como esta, tan reñida, los regalos cuestan sueños.

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Acerca de michelsunenmontorio

Escritor, publicista y profesor de oratoria.
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