Victoria sin bálsamo / ¡Glub!

Real Zaragoza / Alcorcón

Tras recuperar la senda de la victoria en Andorra, con un mal partido y un gran triunfo, este fin de semana puede suponer otro espaldarazo para asentarnos en la zona noble.

Victoria sin bálsamo / Aragón Deportivo

Logramos vencer en Andorra. En un momento de máxima exigencia, después de haber sacado un punto de nueve y tras acumular dos derrotas consecutivas, solo cabía ganar en el Principado. Comenzar el partido en cuarto o quinto puesto, después de haber liderado la tabla tanto tiempo, era una espada de Damocles sobre nuestras cabezas blanquiazules. Solo cabía la victoria y, con ella, regresaríamos a la zona de ascenso, como finalmente ocurrió.

Disputar tres partidos de liga en solo una semana invita a los entrenadores a jugar a serlo. Casi todos apuestan por las rotaciones y, de este modo, dan chance a los futbolistas menos habituales, hacen grupo y vislumbran quiénes pueden sumar más o menos a la causa común.

Y así, nos encontramos sobre el césped con una alineación revolucionaria que ninguno habíamos anticipado. El sistema aplicado fue ‘escribista’, inesperado salvo para él: consistía, básicamente, en atraer al rival hacia nuestro campo para lanzar alguna contra o balón largo que pudiera traducirse en gol. Vale, lo podemos comprar, aunque sin grandes entusiasmos. El partido vagaba por esa nada que tanto le gusta a Escribá, sin que hubiera aproximaciones hacia las áreas y encallado en la inmovilidad favorita de nuestro entrenador. Y entonces, ocurrió lo inesperado.

EXPULSIÓN Y ¿CAMBIO DE ROLES?

Un balón dividido en el centro del campo, bien disputado y ganado por Marc Aguado, terminó con una patada a destiempo de Rubén Bover en el rostro del zaragocista. Expulsión y cambio de planes. O, al menos, eso parecía. La estrategia definida por los nuestros, de atraer y contraatacar, dio paso a un conjunto andorrano organizado en dos líneas muy juntas, defensivo, centrado en dejar pasar el tiempo, aguantar y confiar en algún posible error visitante para hacer un tanto.

Dominamos algo más, abusando del pase-pase-pase corto, al pie y nada profundo, pero controlando el partido y cocinándolo despacio. Desesperadamente despacio, para mi gusto. Tuvimos fruto: un excelente centro de Jaume Grau y excepcional remate de cabeza de Mollejo —actual pichichi del equipo— nos pusieron por delante.

Poco después llegó el descanso y, tras él, todos creímos que veríamos a un Real Zaragoza dominador, solvente y desactivador de opciones rivales. Nada de eso había pergeñado nuestro insondable entrenador. Al contrario. En vez de ir a buscar la sentencia, ordenó a los nuestros especular, jugar de nuevo a que no pasara nada y abusar del pasecico intrascendente hasta que, claro, los andorranos empezaron a creer que era posible y se nos subieron a las barbas.

Jugamos con fuego y poco nos faltó para quemarnos. Sin proponer prácticamente nada, dejamos a los locales crecer hasta dominarnos. En un fútbol tan igualado como este, donde cualquier detalle cuesta los puntos en juego, casi perdimos la ventaja. Sin demasiados agobios, pero con peligro cierto, de nuevo la madera salvadora intervino para evitar el gol del empate que, visto lo visto, hubiera levantado ampollas, sobre todo en nuestro entrenador.

SEGUIR GANANDO

Afortunadamente, logramos los tres puntos. Sin honores, con una propuesta mezquina, plana, rutinaria e insoportable durante toda la segunda parte. Dejando la portería a cero una vez más y consolidándonos como el equipo menos goleado de la categoría, pero demostrando una escasez de miras sorprendente. Inquietante. Enojosa.

Nuestro entrenador fue poco ambicioso, caguetas, amarrategui y me atrevería a decir que incluso miserable. Misérrimo en grado sumo. Los futbolistas se sintieron maniatados al interpretar una melodía absurda, inapropiada, en la que no creían ni se sentían cómodos. Porque si para jugar a defender hemos de alinear a Luna, Moya, Valera, Maikel Mesa, Bermejo, Azón y Vallejo, por ejemplo, apaga y vámonos.

Con todo, los tres puntos son de oro. Volvemos a posición de ascenso directo y rompemos una racha preocupante. Quizás esta fue la causa del ataque de mieditis de Escribá. Lo sea o no, ha de servir de trampolín para crecer y mirar hacia adelante, hacia arriba, con suficiencia y confianza.

Tenemos que ganarle al Alcorcón y, si es posible, con un fútbol potable. No solo por la imagen, la ilusión y el bienestar de los aficionados, que también; sobre todo porque seguir jugando así coloca cada partido en una ruleta rusa en la que, más pronto que tarde, una bala inesperada nos levantará la tapa de los sesos. No fue balsámica la victoria en Andorra, pero sí muy importante. Ojalá logremos en casa, por fin y ante un equipo débil, tres puntos, buen juego y regreso a la conexión público-equipo.

En la guerra, como en el amor, todo vale. Pero si hablamos de fútbol, tanto va el cántaro del mal juego a la fuente, que al final se rompe. Necesitamos proponer y hacer mucho más para seguir ganando. No cabe otro camino, señor entrenador.

¡Glub! / Don Gols

Sin tiempo de tragar saliva tras la pírrica victoria en Andorra, que estuvo a punto de hacérsenos bola, (glub), afrontamos un nuevo partido como locales en el que la victoria vuelve a ser imprescindible. Tras romper la racha de derrotas y no-triunfos acumulada durante tres jornadas consecutivas, necesitamos sumar de tres y, en lo posible, acabar con los sobresaltos, los ojetes prietos y la desesperanza de los últimos encuentros.

Voy a pasar de largo sobre el cómo ganamos en el Principado: pocas veces he visto a un equipo con superioridad numérica mostrarse más ramplón y menos ambicioso. Pero ganamos y los tres puntazos obtenidos nos han elevado de nuevo hasta la zona de ascenso, a la cual tenemos que aferrarnos con uñas, dientes, cataplines y cabeza. Ojalá este regreso suponga la inyección de serenidad, criterio y confianza que nuestro equipo, y nuestro entrenador, necesitan.

Ahora llega el Alcorcón, un rival que viene en horas bajas, pero que no se nos da bien. Da igual. Es el momento de saltar al césped con un par y de jugar al fútbol. No de especular y dejar pasar el tiempo para que el encuentro muera; sino de salir a ganar e ir a por todas dominando las dos áreas.

En plenas fiestas del Pilar, con horario nocturno y con la caldera de la Romareda encendida al máximo nivel, hemos de cerrar el candado en nuestro estadio y sumar de tres en tres. Con solvencia, fiabilidad y, al menos, algunas mijagillas de diversión. Corregir errores cuando estás arriba siempre es más sencillo. Por eso tenemos que ganar a toda costa; si es desde el buen juego, mejor para todos.

Descargar Don Gols · Descargar Aragón Deportivo

Ver Café con Goles (15 TV) – Participo los lunes

Acerca de michelsunenmontorio

Escritor, publicista y profesor de oratoria.
Esta entrada fue publicada en Real Zaragoza / Fútbol y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario