Cadena perpetua / Jugando con fuego… y sin él

Real Zaragoza – CD Tenerife

Cuesta abajo y sin frenos, así va nuestro Real Zaragoza hacia un futuro cada vez más incierto. Ha llegado el momento de que el trabajo de Víctor Fernández dé sus frutos en forma de victoria ante el equipo chicharrero. De lo contrario, estaremos casi condenados a terminar quemándonos.

Cadena perpetua / Aragón Deportivo

¿Te gusta el cine? Al paso que llevamos, para los zaragocistas podría ser una válvula de escape con la que evitar tanto sufrimiento y acontecimientos deprimentes. En fin, te quería hablar de la película Cadena perpetua, buenísima, una de esas historias humanas que te atrapan desde el primer momento y te llevan de la mano hasta un desenlace impactante. En ella, un hombre llamado Andrew Dufresne es acusado injustamente del asesinato de su mujer y condenado a cadena perpetua en la cárcel de Shawshank, en Maine.



Es una analogía válida del zaragocismo actual. Aunque somos inocentes, estamos siendo injustamente condenados de forma permanente e insufrible. Domingo tras domino, el equipo de nuestros amores se arrastra por una categoría ramplona y miserable sin ser capaz de marcar ni de ganar a nadie. A los de abajo, porque nos contagiamos de su mal juego; a los de arriba, porque son mejores y siempre aciertan alguna ocasión de las que tienen. Y perdemos.

La llegada de Víctor Fernández intenta poner algo de pauta, criterio y sentido común a la táctica y la propuesta de nuestro equipo. Siguiendo con el paralelismo cinéfilo, y con todos mis respetos, lo suyo me recuerda el papel de Javier Gutiérrez como entrenador en la estupenda película española Campeones. El equipo es como es. Y da para lo que da.

JUGADORES INCAPACES

Es una pena. La plantilla actual es una rémora, un desastre mayúsculo asolado por las lesiones, la incapacidad, la crispación y la apatía. Algunos futbolistas se arrastran sobre el césped como almas en pena, sin espíritu, sin acierto, con un rendimiento bajo mínimos que el siempre afinado trabajo de Fernández intenta optimizar.

Es evidente que los burros no pueden volar; pero cuando aceptan su condición, dan todo lo que tienen y están bien organizados, pueden lograr ciertos resultados. Algunas de las vacas sagradas iniciales de esta plantilla están más hundidas que el Titanic; otras, ni están ni se les espera. Las bajas formas físicas, psíquicas, emocionales, mentales y colectivas son una plaga que merma todavía más las escasas prestaciones de los nuestros.

En consecuencia, para reflotar esta nave, hay que emprender un camino diferente, alternativo, con savia fresca que aporte desparpajo, naturalidad, ganas de triunfar y descaro. 

EL CAMINO LISO

Adrián Liso es la principal novedad que Víctor Fernández está incluyendo en sus alineaciones. Este juvenil de la cantera blanquilla es uno de los antídotos que nuestro entrenador más laureado pretende inocular a la apática y endeble vanguardia zaragocista. Lo intenta y, aunque se equivoca tanto como un novato puede permitirse, insiste y encara con la constancia y la intención que, inexplicablemente, sus compañeros profesionales hace tiempo que perdieron.

Pau Sans es otro chico que, todavía verde, puede aportar valores, atributos y recursos de los que ahora carecemos. En condiciones normales no deberían ser ellos los que se echaran a la espalda tantas bazas de ataque en nuestro equipo, pero a la fuerza ahorcan. No queda más remedio.

Ni Enrich ni Vallejo se merecen más oportunidades ni minutos con la elástica blanquiazul. Azón está irreconocible, fuera de forma; Mollejo lesionado, Maikel Mesa inapetente y Baquis en plena pretemporada todavía. El bagaje anotador acumulado por ellos, con la excepción del pelado, es una de las grandes explicaciones del porqué atravesamos un momento tan delicado. No espero que Liso y Sans sean los máximos anotadores de aquí al final de la temporada, pero hay que intentar algo distinto.

En teoría, y conociendo la categoría, deberíamos ser capaces de mantenerla sin agobios con el actual colchón de puntos existente. Pero las tendencias nos condenan: somos el peor equipo de la categoría desde hace demasiadas jornadas. Nos salvan las cinco primeras, con aquel pleno al quince que nos aupó hasta el liderazgo.

Al menos ahora tenemos a alguien capaz, y de los nuestros, manejando esta nave. Ojalá todo el tiempo perdido hasta la fecha, con entrenadores mediocres, inadaptados y pazguatos, no nos condene al abismo.

En realidad, solo necesitamos anotar y ganar algún partido. No es un imposible, pero con la cadena perpetua que estamos sufriendo los zaragocistas todo puede ser, incluida esa catástrofe. Para alejar este riesgo, la victoria ante el Tenerife resulta inaplazable. Sigamos confiando en Víctor, en el camino Liso y en el acierto, o la suerte, que actualmente nos faltan.

Jugando con fuego… y sin él / Don Gols

El efecto Víctor no ha sido suficiente para lograr una victoria que se nos resiste desde hace demasiado. Si bien hemos demostrado una pequeña mejoría táctica y una mayor vocación ofensiva, no ha sido bastante para anotar ni un gol y, sin ellos, el máximo botín posible es un empate. Y así ocurrió en Miranda, donde el cerocerismo se impuso.

Poco más se le puede pedir a Víctor Fernández en este par de semanas de trabajo: intenta poner orden, sentido común y ánimo atacante en un equipo desguazado por la mala preparación física, los bandazos técnicos, la falta de criterio y las insustentables decisiones previas. La plaga de lesiones, que dudo sea solo fruto de la calamidad, es otro hándicap palpable.

Ahora bien, es innegable: los jugadores no deben irse de rositas. Se muestran incapaces, inapetentes, blandos, acomodados, pasivos y ausentes. Están jugando con fuego porque, aunque el colchón de puntos frente a la zona de descenso parece suficiente, lo es solo para los equipos capaces de ganar de partidos. No hacen falta muchos, pero sí algunos.

Y como no vencemos, el peligro incandescente acecha. La falta de ímpetu, reaños, rasmia y fuego anímico en demasiados futbolistas resulta imperdonable. Es inaplazable encender la mecha de la competitividad, la entrega y el coraje. Puede ser que nuestros futbolistas sean malos; pero no han de estar pasivos.

Cuando el fuego del infierno de la 1ª RFEF empieza a calentarnos los traseros, hay que correr como rayos.

Que así sea.

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Acerca de michelsunenmontorio

Escritor, publicista y profesor de oratoria.
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